El año 2020 será recordado como un periodo de 365 días en el que se sucedieron una gran cantidad de malas noticias. Sin embargo, siempre podemos apreciar destellos de luz entre la oscuridad. El 30 de diciembre, las compañeras argentinas consiguieron que se legalizara el aborto en su país. En España, este 1 de enero entró en vigor la legislación que concede a los padres la baja paternal durante 16 semanas, que en este caso será intransferible entre progenitores. Dos logros que nos permiten avanzar en igualdad de género.

Cada vez que un nuevo año comienza, tenemos como costumbre establecernos nuevos propósitos, retos que trataremos de lograr alcanzar durante lo que queda del año. En el caso del movimiento feminista, estos retos se renuevan, y debido a la pandemia y crisis económica provocada por el COVID-19, debemos añadir algunos nuevos.

A pesar de que, en los tres siglos de lucha feminista, se han conseguido avances inimaginables, todavía no podemos afirmar que exista igualdad real entre hombres y mujeres. Hemos de recordar lo que decía Simone de Beauvoir “No olvidéis nunca que bastara con una crisis política, económica o religiosa para que los derechos de las mujeres se cuestionen. Estos derechos nunca son adquiridos. Deberéis permanecer alerta durante toda vuestra vida.” Por ello, debemos tener presente cuales son los desafíos principales a los que se enfrenta el movimiento. Solemos señalar la violencia de género como la punta del iceberg del patriarcado, acabar con esta lacra es una tarea que nos compromete a todas y a todos. La consolidación de las nuevas tecnologías ha traído consigo una mayor facilidad de acceso a la pornografía, deberemos abordar este problema para contribuir a terminar con la violencia y la exploración sexual. La brecha salarial del 12%, la tasa de parcialidad o la precariedad son algunos de los problemas agravados por la crisis del coronavirus que nos encontramos las mujeres en el mundo laboral. Si echamos un vistazo a nuestro alrededor, podemos observar la falta de representación femenina en puestos de responsabilidad política. Y si seguimos, la lista se hace interminable. Por ello, todas jugamos un papel fundamental en esta lucha.

Ante la transformación que está provocando la cuarta ola que vive el feminismo, ha surgido la reacción de quien ve amenazados sus privilegios. Un reto más que sumar a la lista, que quienes nos precedieron en la lucha ya sufrieron, puesto que las herramientas que utilizan los reaccionarios no son nuevas; descalificaciones, burlas, censura o ataques.

Todos los factores ya mencionados pueden ocasionar que, a veces, la militancia en este movimiento sea muy tediosa y agotadora. El sistema patriarcal sobre el que se construye nuestra sociedad está muy bien estructurado y es fácil tener la sensación de que la lucha no trae consigo grandes progresos. Cambiar un sistema social en todos sus ámbitos lleva tiempo, pero cada una de nosotras tiene la capacidad de cambiar la visión de quienes nos rodean. Haciendo que cada día seamos más quienes utilizamos las gafas violetas para ver el mundo.

Cuando el cansancio y la frustración nos asolen, podemos mirar a nuestro alrededor. Allí, encontraremos a una compañera feminista dispuesta a ayudarnos siempre, luchando por nuestro movimiento. Este 2021 seguiremos caminando hacia ese horizonte donde ser mujer no es un factor de riesgo, y signifique libertad.

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