Ana Orantes, la primera mujer española en denunciar públicamente ante los medios que llevaba cuarenta años sufriendo violencia a manos de su marido, abrió la caja de Pandora del maltrato machista que sufrían y sufren muchas mujeres a manos de sus parejas en nuestro país. Unos días más tarde, Ana fue asesinada a manos de su marido, pero su lucha no quedó en vano. Sus declaraciones fueron el inicio de un proceso que desembocaría en la conocida Ley contra la Violencia de Género. Sin embargo, aunque resulta evidente la existencia de un tipo de maltrato ejercido por algunos hombres y dirigido hacia sus parejas y exparejas mujeres, hay quien aún siembre la duda. Pero, hablemos de realidades y datos.
¿En qué consiste el delito de violencia de género?
Si atendemos al artículo 153 del código penal, habrá delito de violencia de género cuando un hombre maltrate física o psicológicamente a una mujer que haya estado o esté ligada a él por una relación afectiva y que la violencia ejercida sea una manifestación de la discriminación, la situación de desigualdad y las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres. La ley reconoce también como víctimas aunque de forma indirecta a los descendientes del agresor, los descendientes de la mujer y menores o personas con discapacidad que se encuentren bajo su potestad, tutela…
“¿Por qué se concreta en un delito y no se introduce con otros tipos de violencias? La mujer es una privilegiada”
Hay que tratar igual a los iguales y de forma desigual a los desiguales. Cuando se producen ataques sistemáticos contra un colectivo la ley debe ejercer una mayor y más específica protección para garantizar el goce de los derechos del colectivo. ¿No hay un delito específico que se refiere al terrorismo? El terrorismo azotó nuestro país de tal manera que el legislador creyó necesario establecer un marco concreto. A los números nos remitimos, en España hay más víctimas de violencia de género que del terrorismo de ETA, y eso solo teniendo en cuenta las cifras desde el año 2003 y conocidas.
¿A alguien le resulta creíble pensar que las mujeres estamos orgullosas de que tenga que existir una ley que nos proteja porque nos están matando solo por ser mujeres? No somos privilegiadas, somos oprimidas.
“El hombre y el resto de la familia se ven discriminados, sus vidas valen menos que la de la mujer”
Esto es mentira. Que dependiendo del sujeto que ejecute la agresión se denomine de una forma u otra el delito no quiere decir que exista discriminación. Debemos diferenciar el ámbito en el que se ejecuta la acción, familiar o no. Dependiendo del lugar hablaremos de violencia de género o de violencia doméstica, que regularmente no se distingue de la violencia de género. Cuando hablamos de violencia doméstica nos referimos a la que tiene lugar dentro del núcleo familiar, mientras que la violencia de género “pura” se regula para proteger a la mujer de las agresiones llevadas a cabo por su esposo, pareja o expareja aunque no convivan juntos.
La cuestión importante es que la violencia doméstica puede llevarse a cabo tanto por hombres como por mujeres, por eso carece de sentido dar espacio mediático a propuestas de tinte machista, como la propuesta de la ley de violencia intrafamiliar de la ultraderecha, que solo son humo y cuya finalidad es quitar el foco de la grave y peligrosa situación de desigualdad de género dentro del ámbito de las relaciones afectivas. El único matiz es que la violencia doméstica ejercida por un varón se considera violencia doméstica de género.
“Si una mujer agrede a su marido no sufre las mismas represalias que un hombre”
Como hemos mencionado, en el caso de ejercer la mujer violencia dentro del ámbito familiar recibirá la misma pena que un hombre por los mismos hechos. ¿Y qué pasa si se produce fuera del núcleo familiar? Se le aplicará la agravante mixta de parentesco si agrede a su marido o a algún hombre de su familia, es decir, se le aumentará la pena.
“Solo con que la mujer denuncie al hombre se lo llevan al calabozo”
Esta actuación no tiene nada que ver con la violencia de género, se trata de un protocolo policial que procede del Ministerio del Interior y no está relacionado con la Ley contra la Violencia de Género. Lo mismo ocurriría si tienes una pelea con alguien por la calle o insultes a un policía, en la gran mayoría de casos te llevarán al calabozo. Aun así resulta curioso que prime más una noche en el calabozo que garantizar que una mujer no muera esa misma noche a manos de su pareja por muy pequeña que sea la duda.
“De las denuncias interpuestas la mitad son falsas”
De las 168.057 denuncias por violencia de género que se presentaron en 2019, sólo 7 fueron falsas. ¡Guau! ¡Prestémosle más atención a las denuncias falsas que a la protección que piden a gritos cientos de miles de mujeres!
Todas estas afirmaciones sin base jurídica ni social solo aumentan la desconfianza en las víctimas de violencia de género. Si hiciéramos las mismas preguntas a las más de mil familias que han visto a sus hijas, madres o hermanas asesinadas la respuesta no sería tan educada. La violencia sí tiene género y es ejercida mayoritariamente y con gran diferencia por hombres. Escuchemos a las víctimas y a las mujeres que hablan por aquellas que debido a esta lacra ya no pueden alzar la voz.