El movimiento feminista del siglo XIX, o más conocido como el periodo de la 2ª ola del feminismo, permitió la incorporación de las mujeres al sector político, pasando a formar parte de sindicatos, partidos políticos, colectivos sociales, etc. Sin embargo, aunque este logro nos supo a victoria, más tarde, ampliando las miras de nuestras gafas moradas, pudimos ver como esa incorporación fue en falso; porque, aunque se nos permitía participar, estábamos muy lejos de estar en igualdad de condiciones con los hombres. Así, los cargos que se nos tenían reservados en este espacio eran tales como: organización, secretaria, chica de los cafés, portavoz… Estábamos ahí, lo habíamos conseguido, ¿pero era suficiente?

En el momento en el que vivimos, donde la política es equívocamente mal entendida como un espacio de crispación y confrontación, protagonizada en su mayoría por hombres; el liderazgo femenino debe de establecerse. Nuestras abuelas lucharon por hacernos hueco en este sector, y nosotras tenemos que seguir luchando para que nuestra voz se valore de igual manera que la de los hombres.

Pero ¿por qué nosotras vamos o deberíamos de marcar la diferencia? Se habla mucho de feminizar la política, y esto tiene su base en que a la edad adulta hemos sido testigos y víctimas de la inculcación de los roles de género; y desde pequeñas, con mayor ímpetu, se nos han inculcado los modales y las buenas maneras. Y, esto se puede ver claramente reflejado en las políticas de nuestro presente, con algunas excepciones. El respeto, la tranquilidad y la moderación vienen representadas en nosotras, y que mejor que utilizar eso que se nos inculcó para ser sumisas y convertirlo en nuestra herramienta más poderosa.

Necesitamos líderes que no se alcen la voz, que no se menosprecien pisando el terreno personal, y no es que los hombres lo hagan mal; si no que ellos llevan haciéndolo mucho tiempo en primer plano y ahora nos toca a nosotras.

Más que nunca, necesitamos líderes femeninas para construir un presente y un futuro basado en la igualdad de oportunidades y representación.

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