Cuando te pones las gafas violetas no hay vuelta atrás. Empiezas a darte cuenta de las actitudes machistas que tenías -y, de hecho, tienes- dentro de ti. Empiezas a ver los comportamientos machistas a tu alrededor. Chistes o frases que se habían convertido en nuestro pan de cada día hacen que nos piten los oídos y ahí es cuando hablamos a los demás de feminismo. Entonces te llaman exagerada, te dicen que “es que ahora todo es machista” que “ahora ya no se puede decir nada” o que “te lo tomas todo a la tremenda”.
Porque la palabra “feminismo” da miedo. “Ni machismo ni feminismo, yo quiero igualdad”, ¿cuántas veces lo has escuchado? Seguro que te faltan dedos para contarlas. Nosotras sabemos que la lucha feminista es la clave. Que es necesario ponerse las gafas violetas. Pero muchas otras mujeres no, y es por ello que no se han dado cuenta del machismo que había a su alrededor.
Rocío: Contar la verdad para seguir viva ha hecho que el feminismo entre en la vida de muchas mujeres. Ha abierto sus ojos y se han visto reflejadas en un relato que nunca habían escuchado. Todas las semanas, en millones de casas, se enciende la tele y se pone un canal que es amado y odiado a partes iguales para escuchar el testimonio de Rocío, que es, a la vez, el de muchísimas mujeres.
La Ley 1/2004 de 28 de diciembre de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género dice que los medios tienen que visibilizar la misma. Ana Bernal, doctora en Periodismo y experta en comunicación de violencia de género, afirma: “La ruptura del silencio ayuda a romper la impunidad y a crear conciencias”. La semana siguiente a la primera emisión de la docuserie, las llamadas al 016 aumentaron casi un 42%. Rocío Carrasco ya se había convertido en el altavoz y el espejo de muchas mujeres.
Desde hace más de un mes, escuchamos lo que es la violencia vicaria: la violencia ejercida sobre la mujer a través de sus hijos. No es alienación parental, por mucho que digan. Porque la alienación parental no es sino un parche para ocultar la violencia de género.
Y tenemos la obligación de ser conscientes de lo que significa que en horario de máxima audiencia se hable de esto.
Como admiradora que soy, me resulta muy complicado escribir sobre Rocío Carrasco y su docuserie sin mencionar a su madre, porque Rocío Jurado ya fue pionera y no solo con sus canciones. La Más Grande dijo: “el único sujetador que me importa es el mental”. Ella afirmaba que era feminista en una época en la que esa palabra levantaba más ampollas que hoy. La Jurado ya en 1987 cantaba lo siguiente:
Sonríes de un modo insolente,
Y es que lo que no va a estar pasado de moda es luchar por una igualdad real. Todas y todos debemos ser feministas. Y ahora más que nunca que la ultraderecha quiere callarnos porque ve que el feminismo ha llegado para quedarse. El feminismo está entrando en todas las casas.